Los ambientalistas también son terroristas.

 La Fiscalía General de ESPAÑA ha decidido incluir a dos organizaciones ecologistas, Extinction Rebellion y Futuro Vegetal, en la lista de grupos terroristas del apartado de "ambientalismo radical". No sé si las protestas que han habido contra la decisión tendrán éxito o si se incluirán más organizaciones en esa lista, porque los pasos que está dando el Estado en el camino hacia el autoritarismo parecen no tener fin. Los citados grupos han llevado a cabo acciones en museos hasta el momento, en torno a la carnicería y contra jets o yates privados en el verano que está por terminar. A partir de ahora, quienes participaron en estas acciones, si son llevados ante los tribunales, serán acusados ​​de terrorismo, con todo lo que ello pueda conllevar (ahora parece que algunos han olvidado este gran detalle).

Necesitamos esos grupos. ¿Qué más tenemos? Pequeñas iniciativas de los gobiernos, que no pueden arreglar el desastre (es discutible si quieren hacerlo), iniciativas individuales débiles y cada vez más fuertes, todo tipo de negacionismos con cada vez más rostros (incluso entre quienes se consideran de izquierdas).

Recientemente, dos personas de Renovate Switzerland interrumpieron un concierto en el Festival de Lucerna mientras se interpretaba la Cuarta Sinfonía de Bruckner. El director Vladimir Jurowski estuvo de acuerdo con los activistas en que no sólo harían una parada para hablar, sino que el público escucharía en silencio lo que tenían que decir. Los activistas empezaron a hablar y se escucharon algunos gritos del público. Jurowski silenció a todos y advirtió a la audiencia que si no escuchaban respetuosamente las palabras de los activistas, no terminaría la sinfonía, tenía que cumplir su palabra.

Es absurdo pensar que a los ecologistas y al director se les pueda acusar de terrorismo en el Reino de España, pero quizá veamos algo así pronto.