Los veterinarios insisten en que las colonias felinas deben desaparecer: "Es un tema de salud pública"
La ley de Bienestar Animal obliga a los ayuntamientos a cuidar, proteger y esterilizar a los gatos comunitarios.
La hiperprotección de las colonias felinas es uno de los aspectos más controvertidos de la ley de Bienestar Animal. El principal motivo es el elevado coste para los ayuntamientos, los responsables de cuidar a los gatos callejeros. El otro, es la amenaza que supone este depredador para otras especies autóctonas. El presidente de la Organización Colegial Veterinaria, Luis Alberto Calvo, lo tiene muy claro: "El control de las colonias felinas debe tener la finalidad única de reducirlas para que desaparezcan".
La ley animalista, en vigor desde hace medio año, obliga a los ayuntamientos a crear un plan de gestión de colonias felinas. Además de atender, alimentar y proteger a los gatos callejeros (ahora denominados "gatos comunitarios"), los ayuntamientos están obligados a capturar a todos los animales, vacunarlos, desparasitarlos, esterilizarlos y devolverlos a sus colonias de origen. También deben designar a un responsable de alimentar a los gatos y cuidar de que estén bien atendidos.
"Es una preocupación importante porque estamos hablando de animales que viven en la calle y ese no debería ser el hogar de ningún animal de compañía", señala Calvo. "Por ese motivo, nosotros entendemos que la gestión de las colonias debe tener una finalidad única de reducirlas para que desaparezcan".
Un tema de salud pública
Calvo destaca que la desaparición de las colonias felinas es una cuestión de salud pública y protección de otras especies: "Yo no quiero ir con mi hijo y que los gatos le transmitan una tiña, un hongo, una parasitosis o pulgas. Tampoco quiero que la biodiversidad de las aves que hay en una ciudad desaparezca por culpa de los gatos callejeros".
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